Y así, este espíritu desnudo quiso que se le permitiera ser adorado como un Dios por cierto tiempo, y si se daba cuenta que estos honores no le complacían, entonces, él se convertiría en el espíritu más puro. Esto le fue concedido. Toda la historia del paganismo, el cual es casi tan antiguo como la raza humana, da testimonio de ello. Es por esto que, desde el origen, el Señor también seleccionó un único y pequeño pueblo de esta Tierra; Todos los demás podrían, sin perjuicio de su libertad, presentarse impunemente como los animales al deseo de este espíritu. De tal relación surgieron las variadas denominaciones de este espíritu honrado como Dios. Pero como este ser no estaba contento con ello y en vez del prometido arrepentimiento no hizo más que intentar intervenir en el Orden Divino, él tuvo que ser contenido en una prisión aún más rígida; y dado que en ese tiempo ya estaban educándose entre la raza humana, una cantidad de espíritus con sentimientos afines, entonces así fue que él comenzó a actuar mediante estos ángeles suyos; porque un “diablo” o “demonio” no es más que un espíritu crecido y educado en la escuela de Satanás.
Esto no debe entenderse literalmente como si tales espíritus hubiesen conformado una escuela de Satanás, sino que ellos se formaron a sí mismos de aquellos específicos que habían absorbido en sí, fuera de la esfera de este espíritu. Espíritus similares, ya que tienen en sí, el elemento maligno fundamental, se llaman “demonios”, lo que equivale a decir discípulos de Satanás, sin embargo, se diferencian enormemente de él, porque en ellos solo el elemento anímico es homogéneo con el espíritu maligno, mientras su espíritu aunque esté estrechamente aprisionado, aun es puro, mientras que el espíritu de Satanás es la verdadera y propia maldad; por esto puede suceder y sucederá que todos los demonio se salven antes que Satán sea en sí mismo obligado a emprender el gran viaje hacia su propia ruina.
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