Aquí subyace el Secreto de Mi Encarnación, la cual tuvo que atravesar la materia, que de otra manera se hubiese vuelto cada vez más dura si Lucifer se hubiese perdido más y más en la dureza del polo opuesto. Por lo tanto, Mi encarnación impuso un alto, y mostró exactamente el camino para abandonar el servicio y la adoración de los ídolos de las cualidades polares, y ahora debía proporcionar la prueba que en primer lugar y como máximo bien alcanzable, la muerte – a través de la cual los hombres están atados a la materia y sus placeres, – puede ser vencida, y, en segundo lugar, que la vida no tiene lugar en la materia, sino en el espíritu, y que la primera es sólo una prisión de la segunda.
Es evidente que Yo preparé el País, el pueblo y la familia más adecuados donde Mi Sacrificio podía tener éxito seguro – de lo contrario, Lucifer había podido Vencerme – Esto se comprende por sí mismo y la historia del pueblo judío responde a la pregunta sobre donde tuvo que suceder esto.
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