4 de noviembre de 2018

Otra nueva Luz en la nueva Luz

Recibido por Jacob Lorber el 25 de octubre de 1841, por la tarde

Ved una casa: es construida de a poco, sobre el techo una piedra, en la recamara una piedra, y en el sótano una piedra. Quienquiera que camine sobre el techo, la piedra estará en su camino y le impedirá avanzar. Pero quien camine en la recámara a oscuras, ese tropezará con fuerza contra la piedra, hasta el punto que esto le traerá gran dolor. Pero quien finalmente camina en el sótano que está lleno de oscuridad, ese caerá sobre la piedra y destruirá su rostro viviente en las duras piedras y estará lleno de fracturas en manos y piernas y no podrá ver, ni aferrarse o sujetar, ni estará en pie, ni caminará o andará libremente.

Pero quien tiene oídos, que oiga, y quien tiene ojos, que vea. Así será de ahora en adelante con las casas y ninguna os será más de refugio. Quien ha alcanzado un campo abierto, que ese no se vuelva atrás y no se ocupe más de ninguna casa.

Quien Me profesa, ese debe Profesarme abiertamente en el espíritu y en toda verdad, libremente, sin casa, sin armario y techo, porque a Mí Me vienen nauseas por todas las casas. Por eso ninguna casa más, porque una, es siempre una casa de muerte. Pero vosotros sabéis donde se encuentra la morada de la Vida, en la cual solo será la existencia eternamente. Por eso no busquéis y no digáis: “¡Mirad allí, ved allá” pero dentro de vosotros viene el Reino de la Vida del Cielo, la eterna Morada del Espíritu Santo!

¡Ay de todas las casas que están llenas de piedras, llenas de oscuridad y colmadas de tinieblas, en esa mora el espíritu de la muerte! pero la Vida libre es en Mí y así debe serlo también para vosotros eternamente. Amén

Dadivas del Cielo. Tomo III
(Dadi_III_25.10.1841)
Traducción del italiano