Por eso no esperéis la tarde, sino llamadme por la mañana porque todavía tenéis plena fuerza y sois receptivos. Entonces Yo me acercaré a vosotros y os diré: “¡No os paseéis demasiado en los rayos del Sol porque estos os cansan y os hacen inactivos, sino confortaos en la sombra refrescante del Árbol de la Vida para que os mantengáis energéticos durante todo el día! Y si Yo después también en la tarde vendré a vosotros, entonces me reconoceréis muy bien”. Y cuando Yo os preguntaré: “¿Cómo está arreglado vuestro comedor? ¿Acaso no tenéis para comer y pasáis hambre?”. Entonces sólo podréis ofrecerme una provisión muy escasa, pero Yo la bendeciré y Me sentaré al lado de vosotros a la mesa donde ya no hay traidor que Me espere; o sea: Los pocos conocimientos que tenéis Yo los expandiré en soles centrales, para que de ello tengáis una abundancia infinita de Luz. Leer más...