En el así llamado mejor y educado mundo, donde especialmente la religión cristiana es un lugar común entre las diversas formas sectarias, la moralidad se predica usualmente solo de la manera que sea políticamente más conveniente para los gobernantes, ya sea en asuntos mundanos o espirituales. Al pueblo se les enseña un conocimiento gris de Dios, no que deben Reconocerlo y Amarlo, sino sólo que deben temerlo inconmensurablemente como el tirano más implacable de todos los tiranos; y así, la Divinidad se predica solo como un rehén que se supone dará fruto cuando todos los demás rehenes se hayan vuelto infructuosos. En lugar de dar a conocer la Divinidad para mayor consolación de la gente, solo se les da como algo que, nada más tiene que ver con condenar irrevocablemente a miles de millones de niños moralmente corrompidos y desobedientes al eterno mar de fuego a cada minuto. Leer más...
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