Recibido por Jacob Lorber, el 6 de junio de 1841
2. La muerte es la vida. Y quien no tiene la muerte, a ese la vida no le es propia.
3. La muerte tiene que venir sobre todo aquello que quiere vivir, quiere y debe vivir.
4. ¡La vida viene a través de la muerte, y la muerte es el grano de la semilla de la vida!
5. Por lo tanto, quien quisiere vivir, que huya de la vida, así la conservará. Pues debéis sucumbir a la muerte, de lo contrario serás una “semilla no sembrada”.
6. ¡Pero en verdad, la muerte es el pecado! Amén.