14 de abril de 2017

23. Vosotros sois unos guías ofuscados, Pues coláis a los mosquitos y os tragáis el camello

¿Entonces, cómo va eso con la comunicación viva de Mi Palabra y con la realización de ella? Pues así: Si el cristiano tan solo cumple con sus obligaciones eclesiásticas, entonces también puede pecar contra diversos Mandamientos Míos, y él puede estar seguro que aun así no le tocará una penitencia severa.  Cuando él solamente los domingos por la mañana ha presenciado demostrablemente las ceremonias eclesiásticas, entonces sin escrúpulos en las tardes puede frecuentar casinos, fondas y salones de baile. Él puede jugar y darse la gran vida, bailar y fornicar durante toda la noche; a veces también puede engañar y extraviar a la gente, mentir y ser avaro, y causar un daño a otro – todo eso, por supuesto, en el camino políticamente legal. Todo esto se arregla en la próxima confesión – sobre todo cuando se trata de un confesor discreto – mediante cinco padrenuestros y avemarías, y más aún mediante una misa pagada. Y si nuestro confesante, además, puede presentar una bula de indulgencia, entonces, como si se tratara de un sol intachable, desde el confesionario va a la mesa del Señor, y desde allí sale de la iglesia como un ángel. Leer más...